Comillas
Arte y Cultura
La Villa, declarada conjunto histórico-artístico, constituye un pequeño núcleo de población de carácter entre aristocrático y rural, con una excelente arquitectura popular del siglo XVIII y casonas solariegas blasonadas.
Comillas dio cinco prelados que ocuparon diócesis en los siglos XVII Y XVIII, esto le dio el apelativo de “Villa de los Arzobispos”.
En la villa, con más plazas y plazuelas que calles, un paseo por sus rincones empedrados produce una sensación de sosiego, una especie de deseo de vida apacible, lenta y sin agobios.
Centra el casco urbano La Plaza, con el Ayuntamiento y la iglesia parroquial de San Cristóbal, creando un ambiente sugestivo con bellas casonas porticadas llenas de miradores acristalados. Por un ángulo se entra en el Corro de Campíos, con seculares castaños y terrazas de bares muy concurridos en la temporada estival, más allá la plazuela de los Tres Caños con su torre y casona solariega blasonada da una nota histórica, destaca la fuente pública obra de Doménech. Con la calle de los Arzobispos y la plaza de San Pedro, se completa una trama urbana que junto a extensos parques y jardines que rodean numerosos palacios, queda perfectamente armonizado con un carácter homogéneo, sencillo y singular, que fusiona con el modernismo de final del siglo XIX.
La Comillas monumental se levanta bajo el mecenazgo de Don Antonio López y López, primer Marqués de Comillas, quien valoró con sus fundaciones el interés del bello pueblo montañés. Los más importantes representantes del Modernismo Catalán, dejaron sus manifestaciones artísticas convirtiendo a la villa en poseedora de un conjunto de impresionante belleza. Comillas se convierte en centro veraniego de turismo y uno de los preferidos por la vieja aristocracia que la descubrió con motivo de la estancia estival del rey Alfonso XII en 1.881.
Poco después, en 1.885, nacía en la villa Jesús Cancio “el poeta del mar”.